
Tal vez lo has sentido sin poder nombrarlo: una angustia cuando alguien se aleja, un miedo irracional a que te excluyan, una necesidad constante de validación. Todo parece estar bien, pero algo dentro de ti se activa cada vez que percibes una amenaza de pérdida o rechazo.
Eso, probablemente, no es ansiedad generalizada ni una “sensibilidad excesiva”. Puede que estés cargando con una de las heridas emocionales más comunes y silenciosas: la herida de abandono.
Y lo más disruptivo es que no solo afecta tus relaciones de pareja o amistad. También moldea tus vínculos profesionales, tu autoestima en el trabajo y tu capacidad de liderar o emprender con confianza.

¿Qué es la herida de abandono?
La herida de abandono surge cuando, en etapas tempranas de la vida, sentimos que una figura de apego importante como por ejemplo mamá, papá o un cuidador no estuvo disponible emocional o físicamente para nosotros. Esto desde la pisque y percepción impacta profundamente a ese niño o niña que anhela ser visto o vista para poder sentirse sostenido(a)
Esta herida se puede entender en eventos como por ejemplo la separación, ausencia o pérdida de uno de los padres, pero también de un abandono simbólico: una madre presente físicamente pero emocionalmente ausente, un padre inestable, o un entorno donde las necesidades emocionales del niño no fueron atendidas.
Según el psicólogo clínico francés Lise Bourbeau, autora de Las cinco heridas que impiden ser uno mismo, la herida de abandono genera una personalidad con una fuerte dependencia afectiva y un miedo profundo a la soledad. Esta herida, si no se sana, sigue operando en piloto automático en nuestra vida adulta.
¿Cómo se traslada esta herida a la vida profesional?
Aunque muchos asocian las heridas emocionales exclusivamente con el ámbito personal, lo cierto es que esta herida nos acompaña en cualquier escenario de nuestras vidas, y eso incluye el trabajo.
Revisa las siguientes señales para saber si estás manifestando tu herida de abandono en el ámbito profesional:
- Te cuesta poner límites sanos por miedo a no ser aceptado o ser rechazado.
- Te sobrecargas de trabajo y te cuesta decir la palabra “no” para ser reconocido o aprobado.
- Buscas constantemente validarte con tus jefes, colegas o clientes.
- Sientes angustia y mucha ansiedad si no te responden rápido un mensaje o correo electrónico.
- Cambias tu forma de ser según las personas con las que compartas en el trabajo, es decir dejas de ser genuino y auténtico.
- Te cuesta delegar o confiar en los demás, buscas que cada acción por más simple que sea te la validen todo el tiempo.
- Evitas el conflicto a toda costa, incluso si estas viviendo una injusticia o no es coherente con tu ética profesional.

Una herida con cifras alarmantes:
La herida de abandono, aunque muchas veces no diagnosticada clínicamente, está directamente relacionada con trastornos de apego, ansiedad social y baja autoestima, condiciones que impactan la vida profesional de millones de personas alrededor del mundo.
Y los siguientes datos de la American Psychological Association (APA) lo confirman:
- El 69% de los trabajadores con ansiedad o inseguridad laboral reportan haber tenido vínculos de apego disfuncionales en la infancia.
- El 63% de los empleados que experimentan síndrome del impostor de forma recurrente tienen antecedentes de abandono emocional temprano.
- El 52% de los líderes de equipos con miedo al conflicto o a decir “no” reconocen estar motivados por el miedo a perder aprobación o conexión.
Estas cifras muestran que lo no resuelto emocionalmente también se filtra en las dinámicas de liderazgo, comunicación y toma de decisiones.
¿Qué pasa en nuestras relaciones personales?
En el ámbito íntimo, la herida de abandono puede hacerte elegir constantemente parejas no disponibles emocionalmente, repetir patrones tóxicos o sentir un miedo excesivo al rechazo.
También puede manifestarse como:
- Celos, necesidad de control o dependencia emocional
- Ansiedad de separación (incluso en adultos)
- Dificultad para estar solo o disfrutar del propio espacio
- Relaciones donde “das todo” esperando que no te dejen
Y aquí es donde ocurre lo más complejo: la herida crea un ciclo de autoabandono. Por temor a ser abandonado por otros, tú mismo empiezas a abandonarte: cedes, te anulas, te adaptas más de la cuenta… hasta perderte de ti.

¿Cómo se sana esta herida? El primer paso es reconocerla
Como terapeuta emocional y tanatóloga certificada, he visto cientos de veces cómo las personas llegan buscando sanar una relación… y terminan reencontrándose consigo mismas.
La herida de abandono no se “cura” con otra pareja, un nuevo trabajo o un ascenso. Se integra desde la conciencia, la compasión y el compromiso personal de no volver a abandonarte.
Algunas herramientas que recomiendo para comenzar:
Cinco pasos para comenzar a sanar la herida de abandono
- Ponle nombre a lo que sientes. El simple acto de reconocer “esto es miedo a ser abandonado” te devuelve poder.
- Cuestiona tu diálogo interno. ¿Te hablas como alguien que te sostiene o como alguien que te deja solo?
- Aprende a sostener la incomodidad sin huir. No todo lo que incomoda es peligroso. La incomodidad emocional es parte del crecimiento.
- Crea vínculos desde la autenticidad, no desde la necesidad. Las relaciones más sanas no surgen del “te necesito”, sino del “me elijo y te elijo”.
- Busca acompañamiento consciente. Sanar una herida tan profunda muchas veces necesita un espacio guiado y seguro para hacerlo. No tienes que hacerlo todo sola.
Conclusión: no es tu herida la que dirige tu vida, es tu conciencia de ella
No eres débil por sentir miedo al abandono. Eres humano.
Y no estás roto: estás reencontrándote con partes de ti que aprendieron a esconderse para sobrevivir.
Sanar la herida de abandono no es dejar de sentir dolor. Es dejar de tomar decisiones desde él.
Como suelo decir en mis sesiones:
“Cuando dejas de pedirle al otro que te salve, empieza tu verdadera libertad.”
¿Te gustaría comenzar tu proceso de sanación?
Acompaño procesos emocionales profundos para personas que desean dejar de repetir patrones de autosabotaje, dependencia o miedo a mostrarse tal como son.
Mis sesiones personalizadas combinan tanatología, biodescodificación, escritura terapéutica y herramientas prácticas para que puedas construir vínculos más sanos contigo y con los demás, todo siempre desde la conciencia y el amor propio.
Agenda tu sesión aquí